Género: Laboratorio escénico. Teatro físico. Danza.
Duración: 80 min.
Los Menos invitan a entrar en escena a su escritor, Juan Montoro, y reflexionar sobre sus procesos creativos. Dejando atrás su cómodo escritorio, lo lanzan sin contemplaciones. Para que sea un obrero de la palabra, un porteador de signos. Para que se bata directamente con sus miedos, para que construya al dictado de sus personajes. Para que muera, renazca y se reconozca.
¿Por qué nuestro escritor aceptó la invitación? ¿Creía verdaderamente suyas todas las obras que había escrito hasta ese momento? ¿Se sentía tan vivo como los personajes que había creado? ¿Su oficio de escritor tenía suficiente peso para un ser deseoso de acción como él? ¿Realmente había encontrado frente a su escritorio algún conocimiento real?
¿Tiene sentido el teatro que estamos generando a día de hoy? ¿O todo es un mero entretenimiento mental para evadirnos?
“Es como si no hubierais vivido nada. El pueblo de los poetas y pensadores se ha convertido en un pueblo de asegurados y miembros del partido, una región de débiles, un paisaje de portadores impasibles de documentos. Las subvenciones en chelines que aguardáis os aniquilarán».
Thomas Bernhard.